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jueves, 11 de noviembre de 2010

HISTORIA DE LA FARMACIA

Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha considerado la enfermedad como una fatalidad a la
cual trataba de hacer frente con la ayuda de medicamentos cuyo misterioso poder fue objeto de
interpretaciones diversas tanto materiales, como mágicas y religiosas, según el grado de
desarrollo que había alcanzado la humanidad en ese momento histórico.
La enfermedad –según el concepto de la medicina moderna- es una reacción biológica frente a
un agente patógeno, cualquiera sea su naturaleza (somática y/o psíquica) capaz de alterar el
funcionamiento del organismo.
Desde los tiempos de Hipócrates (Padre de la Medicina), se ha sostenido que
enfermedades sino enfermos”
misma en todos los individuos. Esto nos lleva a pensar que la naturaleza humana sigue siendo
un gran enigma y que por tal razón, la medicina científica no puede adoptar posturas soberbias
o dogmáticas sino que debe apoyarse, cuando lo requiera, en las denominadas “medicinas
alternativas”.
La medicina alopática, basada en el principio de
constante en la utilización de la terapéutica contra las enfermedades. Pero su respuesta no
siempre satisface a la persona que la utiliza por lo cual nunca se debe descartar el uso de otras
terapéuticas alternativas. Una de ellas, de gran valor científico, la homeopatía, basada en el
principio de
Muchas personas utilizan plantas medicinales para afecciones de menor importancia y para
aquellas donde la medicina convencional no ha sido exitosa. Han recurrido a ellas para tratar
padecimientos más crónicos a menudo bajo la creencia de que los productos naturales, que
datan de tiempo inmemorial, deben ser inocuos.
Pero estos productos naturales (de cualquier origen) no son necesariamente inocuos por el
hecho de que sean naturales o que se hayan venido utilizando desde la antigüedad. La mayoría
de ellos no parecen causar daño alguno y pueden servir de ayuda a las personas que los
utilizan, pero en ocasiones pueden provocar efectos adversos o reacciones indeseables por lo
cual deben ser considerados potencialmente peligrosos y manejados con precaución. Paracelso
afirmaba:
“no hay. En efecto, la respuesta a un mismo agente patógeno no es la“lo contrario cura lo contrario”, ha sido una“lo similar cura lo similar”, opuesta a la alopatía.“Nada es remedio, nada es veneno o tóxico, Todo depende de la dosis”.

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